lunes, 4 de abril de 2011

Vivir.

Y ella le esperó, como hacía siempre. No pensó en ningún momento que él jamás volvería, simplemente cumplió su promesa de esperarlo, de tener siempre un hueco en su corazón para él.

Siempre se sentaba en aquel banco donde se habían dado su primer beso, pese a que vivía bastante lejos de allí, todos la tomaban por loca, pues ella jamás dejó de ir aunque lloviera o aunque estuviera enferma.

Pero él jamás volvió, y ella se cansó de esperar.

Ahora sólo vive, mira hacia adelante y no se detiene a mirar el pasado, eso sería demasiado doloroso para ella. No quiere abrir otra vez una herida que cree sanada. Ya no quiere esperar más, odia desperdiciar el tiempo, y ya ha desperdiciado bastante.

Ahora, por fin, sus ojos volvían a brillar.