martes, 23 de abril de 2013

Volver a empezar.

Si con solo cerrar los ojos se pudiera empezar de cero, nos pasaríamos la vida entre parpadeos, tratando de reparar errores y borrar desamores. ¿Pero es que acaso errar no es humano? Más humano es perdonar, eso sí.

Dudas.

Otra vez me encuentro sin poder dormir, con el pasado revoloteando por mi cabeza como cientos de pájaros, de mil tamaños y colores. Otra vez estoy frente al papel y tengo tanto que decirle que al final las palabras me ahogan... ¿Por dónde empezar? ¿Qué debo decir?

Dudas, siempre dudas. Se instalan silenciosas en tu interior y cuando te das cuenta de que están ahí ya llevan demasiado tiempo como para atreverte a echarlas. Bastante fuertes son, pero encima las alimentamos de nuestros miedos. ¿Por qué nos pasamos la vida temiendo tanto y amando tan poco? ¿Es que acaso no hay una manera de ser feliz dentro de tanto desastre? Puede que sí la haya, pero no es fácil encontrar la felicidad. Muchas veces la tenemos delante y no somos capaces de verla hasta que desaparece, y otras veces le damos la espalda de tal forma que por mucho que lo intente, no nos daremos la vuelta para observarla.

Y vuelve a asaltarme un aluvión de preguntas que no sé responder, y a veces creo que prefiero no conocer la respuesta.

miércoles, 17 de abril de 2013

La película de mi vida

Y es que este a veces parece el cuento de nunca acabar. Cuando crees que por fin la suerte da un giro inesperado y te sonríe, resulta que no era sino otra burla más, por ser tan ilusa y creer en ella, que es libre como el viento, impredecible, que hace y deshace a su manera sin seguir ningún tipo de normas.

"Sólo debes creer en ti misma" me dice ella antes de seguir un rumbo desconocido, pero desde luego alejado de mi. ¿Y cómo creer en mi misma cuando hasta la suerte me abandona?

Supongo que esto de creer en uno mismo es como la fe: ciega y estúpida, pero fuerte e inquebrantable a la vez. No sabes si realmente tienes motivos para tener fe, pero la tienes. Iguales son las bases para creer en uno mismo, ciegas, pero fuertes. Quizá sean más difíciles de lograr, porque son las más reales y las más importantes a la vez, pero se puede.

Y tras mucho reflexionar decidí creer un poco más en mi y un poco menos en los demás. Al fin y al cabo, ¿no es éste mi camino y mi vida? Los demás son meros espectadores, no voy a darles el papel de protagonistas en la película de mi vida.

jueves, 11 de abril de 2013

Corazones rotos.

La vida no siempre nos da lo que deseamos, lo que anhelamos. Y nosotros pataleamos, nos enfadamos y perdemos los papeles, la maldecimos una y mil veces porque no es como a nosotros nos gustaría que fuera, porque no cumple nuestros caprichos y mucho menos se acerca ni de lejos a nuestras expectativas. Pero, con el tiempo, cuando echas la vista atrás, te das cuenta de que la vida es como una madre... A veces te quita cosas para que no te hagas daño con ellas, porque en el fondo solo quiere protegerte y enseñarte, por muy duras que puedan llegar a ser sus enseñanzas. 

Siempre he querido ser de esas chicas que viven la historia de amor perfecta, y cada vez que me acercaba a mi sueño, algo me lo arrebataba y me quedaba sola otra vez, pero siempre me levantaba y volvía a luchar con más fuerza. No me daba cuenta del error que significa luchar por una causa perdida, como es el amor perfecto. Que el amor viene y se va, que es caprichoso y nosotros jamás lograremos dominarle. Simplemente debemos buscar alguien con quien queramos compartir nuestros secretos más íntimos y nuestras vivencias, con quien queramos pasar tanto tiempo como sea posible. Debemos vivir el día a día y ser felices, que el mañana ya vendrá y nadie sabe lo que nos deparará.