sábado, 17 de diciembre de 2011

Un secreto entre los dos.

Aún es temprano, pero decido levantarme, no vale para nada estar aquí, acostada, porque cuanto más tiempo paso en esta cama, mirando al techo, sin hacer absolutamente nada, más te echo de menos. Porque esto es lo que solíamos hacer nosotros, tumbarnos en la cama y mirar al techo.

Sólo son unos días, pero pesan sobre mis hombros como si fueran meses, quizá incluso años. ¿Por qué te echo tanto de menos, si sé que voy a volver a verte? ¿Por qué, si sólo ha sido un "hasta luego"? No puedo soportarlo.

La habitación da vueltas a mi alrededor, y no sé hacer otra cosa que preguntarme una y otra vez las mismas tonterías. Sólo son unos días, maldita sea. ¿Cómo puedo llegar a quererte tanto?

La vida no hace más que sorprenderme, día tras día.

Sólo deseo que estos días pasen rápido, que los disfrutes, sí, pero por favor, que pasen rápido. La agonía de no tenerte me está consumiendo, como la luz de una vela, que lucha en medio de la oscuridad por mantenerse encendida.

Esta nube negra cada vez es más densa, y dondequiera que vaya, me sigue. Algunos me piden que me quede, ¿es que acaso quieren firmar mi sentencia de muerte?

No hay comentarios:

Publicar un comentario