jueves, 16 de septiembre de 2010

Sin sentido.

Odio cuando intento descargarme, cuando intento soltar todo lo que siento y no puedo. Porque no me dejáis hacerlo. Lo intento una y otra vez, sin cesar. Con lágrimas en los ojos suplico que me dejéis soltar todo esto porque me está matando por dentro. Pero no puedo. No puedo por ti, no puedo porque tampoco quiero. ¿Acaso es justo que se sepa toda la verdad? ¿Es justo para ti? No lo creo.

Realmente no soy como otros piensan, porque simplemente me ven como si fuera un ángel. Sí, un ángel caído quizá. Con las alas rotas por la desesperación de no ser utilizadas, de no alcanzar el cielo y ser libre de una vez. Batir las alas y alejarme de todo esto es lo que necesito, pero no es lo que se me permite hacer.

Debo permanecer en esta cárcel de cristal por fuera y espinas por dentro. Tú solo puedes ver una parte, ves todo lo bello. Pero dentro de eso, hay algo que está empezando a pudrirse y no eres capaz de darte cuenta de ello. Gritas porque no puedes entenderlo, ¿o crees que no te oigo? el problema radica en que no me oyes, no eres capaz de oírme, pues me hallo sumida en la más profunda oscuridad dentro de esa maldita cárcel que me consume día tras día. Una oscuridad que acabará por matarme, lo sé.


Y quizá ese sea el final que estoy esperando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario